Es innegable la importancia que tienen los arrecifes de coral para las poblaciones locales que dependen de él. Para ellos es la principal fuente de alimentos, extrayendo peces y otros organismos con los que alimentarse. A su vez, el arrecife atrae a esa misma pesquería proporcionándole alimentación, refugio o zonas de reproducción, activando la totalidad de la red trófica. Pero no todo el aprovechamiento del arrecife está enfocado en la búsqueda de sustento alimenticio, la extracción de grandes colonias masivas de coral, como Porites sp., y arenas, en lugares remotos o de difícil acceso son usados como elementos de construcción de pavimentos y viviendas. Igualmente el arrecife es un excelente lugar para la búsqueda de medicamentos y otros objetos de uso cotidiano.

Sin embargo, con el aumento de la población, los cambios de costumbres de vida, la mayor generación de residuos y el incesante crecimiento en la demanda de recursos de los arrecifes, han llevado a estos a una situación de poco sostenible que ha motivado la desaparición de muchos de ellos, poniendo en un grave riesgo a estas poblaciones locales. Con la desaparición de los arrecifes, la población local que dependía de ellos se ve obligada a buscar nuevas zonas de asentamiento generando flujos migratorios a grandes ciudades en busca de un nuevo sustento.

La restauración de un entorno degradado lleva asociada no solo la recuperación de un ecosistema y su biodiversidad, supone un punto más de interconexión con otras zonas ecológicas permitiendo que los flujos genéticos e individuos provenientes de los mismos alcancen mayores áreas de distribución y puedan fundar nuevas comunidades biológicas. A su vez, hacer partícipe a las poblaciones locales en las labores de recuperación de sus ecosistemas, les supone llegar a un mayor comprensión y valoración del funcionamiento del entorno que les rodea, posibilitando una mejor gestión y valoración que evite volver a una situación de sobre explotación que ponga en riesgo la posibilidad de seguir viviendo en la zona. Es más, entender el funcionamiento y manejo del arrecife aumenta la posibilidad de crear nuevas opciones de empleo y sostén, fomentando así, la apertura de programas de restauración al turista de naturaleza, ávido de ayudar y aprender de estos entornos y buscador de nuevas experiencias. En este plano laboral, la formación y demanda de guías y trabajadores locales que lleven a cabo las labores de explicación y trabajo en los proyectos de restauración se convierte en una necesidad más y por tanto en una fuente de creación de riqueza local. 

 Este turismo de naturaleza ha demostrado ser un gran impulsor de las corrientes ideológicas más conservacionistas, pero hay que manejar esta situación con cuidado pues es fácil recaer en un plano de sobre explotación del medio si no se realiza una correcta gestión de esta clase de turismo cada vez más demandado.

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